La obra de Rafael Pombo
Simón el Bobito
Con Pombo
nace, en un entorno de acento todavía colonial, una poesía nueva en el
continente. Su lírica funde subjetividad y meditación filosófica, reflexivo
sentimiento del amor y de la naturaleza, pálpito religioso y aprovechamiento de
la experiencia. Dios, la naturaleza y la mujer son protagonistas en su obra,
así como la rebeldía, el vigor, la ironía, por lo que resulta una extraña suma
de autor entre devoto y demoníaco. Su inspiración romántica recorrió los caminos
que van de Zorrilla y Víctor Hugo a Byron y Leopardi, pasando por los clásicos
griegos y latinos, que se afanó en traducir, así como a muchos ingleses y
franceses.
Su obra se puede dividir en tres ciclos que corresponden a tres momentos
de la vida del poeta: primera residencia en Bogotá, residencia en Estados
Unidos y segunda estadía en Bogotá. Pombo entiende desde muy temprana edad que
su quehacer es escribir: "De que soy poeta apenas tengo estos datos: Que
no sirvo para nada, sino para hacer versos". Sus primeros poemas fueron
publicados bajo el título Exabruptos poéticos de Rafael Pombo.
En 1855, Rafael Pombo escribió La hora de las tinieblas, poema
compuesto por 61 décimas, que abre y refleja de manera fidedigna la segunda
etapa de su producción. Estos versos manifiestan un sentimiento de escepticismo
y desesperanza propio del más genuino espíritu romántico. El poema Noche de
diciembre retoma la temática de La hora de las tinieblas: es el
escepticismo y la desesperanza, tal vez con mayor madurez literaria, pero con
el mismo sentimiento y espíritu.
Entre los más logrados poemas de Pombo escritos en Norteamérica se ha
querido destacar Al Niágara y Elvira Tracy. En el primero hay una
constante oposición entre la civilización moderna y la vida bucólica, entre la
utilidad y el desinterés, entre lo artificial y lo natural, donde lo segundo
siempre triunfa por sobre lo primero. Elvira Tracy es un canto al amor
verdadero, a la pureza femenina, a la inocencia; es un canto en el que se
cumple el ideal romántico de morir en la plenitud de la belleza y en el inicio
de la vida.
Más que un poeta del amor, Pombo canta a la amada, y más aún a la
compañía de la amada. En efecto, la mujer amada es, para el vate bogotano, la
suma e interpretación de toda la creación. Al lado del Pombo sentimental
encontramos, por momentos, un poeta preocupado y angustiado por los grandes
problemas metafísicos. En ese campo, la religiosidad de Pombo se torna a veces
en misticismo.
Otro de los temas recurrentes en su obra es la historia y las
manifestaciones de la cultura local. En este ámbito sobresalen sus poemas a la
patria y al folclore nacional. Finalmente, cabe destacar, la inclinación de
Pombo por la literatura infantil, en donde da rienda suelta a su fascinación
por lo fabuloso y lo mágico.
La obra completa de Pombo se publicó por vez primera en 1916, en cuatro
volúmenes. El primero y el segundo contienen su obra poética; el tercer tomo lo
constituyen sus traducciones, y el último encierra sus Fábulas y verdades,
Cuentos pintados y Cuentos morales para niños formales, entre los
que se halla relatos como Simón el bobito, La pobre viejecita, Mirringa
y Mirronga y Fuño y Furaño, que aún hoy en día son leídos por niños
y adultos. Pombo dejó también numerosos artículos de crítica literaria.
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